

¿Dieta antiinflamatoria? El estrés, el cansancio y una alimentación, se han vuelto parte de nuestro día a día. Sin darnos cuenta, esos hábitos están generando inflamación crónica en el cuerpo, que con el tiempo, puede terminar en enfermedades como la diabetes, la artritis, las afecciones cardíacas y hasta la depresión.
¿Qué hacer? La base de todo está en la manera como nos alimentamos. A pesar de los desafíos que pueda tener tu día a día, una buena alimentación, te brindará «combustible» para cada reto asumido.
Ten presente que la inflamación es una señal que tu cuerpo te está enviando, por una lesión o infección que estás presentando. Y no está mal presentar inflamación, es una respuesta natural de nuestro cuerpo. El problema se concentra cuando la inflamación parece nunca acabar y es justo ahí donde vienen los daños en tejidos, se debilita el sistema inmunológico e incluso se acelera el envejecimiento celular.
Una alimentación balanceada te ayudará a tener un equilibro funcional de todo tu cuerpo. La clave está en consumir alimentos frescos, naturales y ricos en antioxidantes, grasas saludables y fibra. Como por ejemplo:
Entre más color veas en tu plato, más saludable será. Las frutas y verduras son la base de cualquier alimentación saludable. Los arándanos, fresas, cerezas, granada y manzana son ricas en antioxidantes que combaten los radicales libres. Mientras que verduras, como las espinacas, el brócoli, la col rizada, las zanahorias y los pimientos, son ingredientes que siempre deben estar presentes en tus comidas.

Saca de tu mente el ideal que todas las grasas son malas, porque no es así. Hay grasas que son antiinflamatorias y son justamente las que provienen, principalmente, de alimentos naturales como el aguacate, el aceite de oliva, los frutos secos y semillas y los pescados grasos.
Los granos integrales como avena, quinoa, arroz integral y trigo sarraceno son ricos en fibra y ayudan a regular el azúcar en la sangre, lo que te evitará tener picos inflamatorios.
Por su parte las legumbres como las lentejas, garbanzos y frijoles, son una excelente fuente de proteína vegetal y minerales esenciales.
Con pequeñas dosis de sabor, puedes sazonar tu plato de manera natural, sin acudir a condimentos que terminen por arruinar las propiedades nutritivas de los alimentos que vas a consumir. La cúrcuma, por ejemplo, contiene curcumina, un potente compuesto que combate la inflamación. El jengibre ayuda a aliviar dolores articulares y digestivos, mientras que el ajo y la canela aportan propiedades antibacterianas y antioxidantes.
El agua es esencial para eliminar toxinas y mantener el cuerpo equilibrado. También puedes incorporar infusiones antiinflamatorias como el té verde, el té de jengibre o de cúrcuma. Evita las bebidas azucaradas, ya que generan el efecto contrario.

La recomendación es convertir esto, en un hábito para siempre. Es decir, no tener una dieta para desinflamar tu cuerpo y luego volver a caer en el consumo de productos ultra procesados, azúcar o grasas que provoque una nueva inflamación.
Recuerda, con este nuevo hábito estás cuidando de tu salud y esto contribuirá a una longevidad saludable.