«Si quieres adelgazar, debes dejar de comer de noche», esa es una de las frases más comunes que escuchamos de personas que aseguran que, comer de noche, engorda.
La respuesta es más compleja de lo que parece, posiblemente se requiera analizar el metabolismo de cada persona y sus hábitos alimenticios.
Esta idea se originó, en gran parte, de la idea que mientras dormimos, nuestro cuerpo gasta menos energía y por ende tiende a almacenar lo que comemos como grasa. Sin embargo, la culpa de si engordamos o no, no es en sí por la hora, es la calidad y cantidad de alimentos que comemos.
Lo que realmente engorda es el balance energético. Para que lo entendamos mejor, nuestro cuerpo necesita de una cantidad determinada de calorías para funcionar. Esto varia según la edad, el sexo y el nivel de actividad física que tenemos día a día.
Entonces, si consumes más calorías de las que gastas, el exceso se almacena como grasa, independientemente de la hora en la que comas. Pero si por el contrario, consumes menos calorías de las que gastas, perderás peso, aunque hayas comido justo antes de dormir.
En conclusión, el aumento de peso depende de la calidad y la cantidad de los alimentos, no del reloj.
No, el metabolismo nunca se detiene. De noche, el cuerpo sigue activo en múltiples funciones mientras tu duermes, como reparar tejidos, producir hormonas, consolidar la memoria e incluso regular tu temperatura. Todo esto requiere de mucha energía.
Esta pregunta puede tener varias respuestas. Recuerda que no todos los cuerpos son iguales.
1. No consumir comida saludable: Si tu elección a la hora de comer de noche son los alimentos ultraprocesados, azucarados o la comida rápida, comenzará a ver en poco tiempo, aumento en tu peso corporal.
2. Hambre emocional: Es también conocida como ansiedad y se trata de ir a comer, no porque tu cuerpo lo necesite, sino por estrés, por costumbre, incluso por aburrimiento.
3. Grandes raciones de comidas: Para muchas personas, la cena se convierte en su comida principal y por ende sirven en su plato grandes raciones antes de irse a dormir, consumiendo gran parte de las calorías, en pocas horas.
Ten presente además que, este tipo de comidas de noche que no son tan saludables, impactan negativamente tu descanso.
Sigue estas cinco recomendaciones para que aprendas a cenar de manera más saludable, sin el miedo que te pueda asistir el comenzar a experimentar aumento de peso.
En primer lugar, vas a elegir cenas ligeras y nutritivas. Combina proteínas magras (pescado, pollo, huevo), vegetales y una pequeña porción de carbohidratos integrales.
Es importante que evites los ultraprocesados y los alimentos azucarados en la noche. Esto le aportará a tu cuerpo calorías vacías y se te dificultará el descanso.
Así mismo, es importante que aprendas a escuchar tu cuerpo. Cenar cuando en verdad tengas hambre, no hacerlo solo por costumbre o por ansiedad.
Respeta las cantidades de comida en tu plato. Tu cena debe representar entre el 20% y el 30% total de calorías diarias.
Finalmente, aprende a respetar tu descanso, evita cenas muy pesadas justo antes de dormir, para que esto no afecte la calidad de tu sueño.