

Exfoliar tu cuerpo es ese ritual de belleza que te permite tener una piel suave, luminosa y saludable. Sin embargo, al hacerlo se cometen muchos errores que terminan por causarle daños.
Estos errores pueden deberse a la frecuencia con la que nos exfoliamos, los productos que usamos o la manera como lo hacemos. Por eso, a continuación, te daremos una guía rápida de cómo, cuándo y con qué exfoliar tu piel.
Cada vez que exfoliamos nuestro cuerpo, ayudamos a eliminar las células muertas que se acumulan en la capa más superficial de nuestra piel. Esto le permitirá a nuestra piel estar más suave, al tiempo que estimula la regeneración celular, mejora la circulación sanguínea y potencia la absorción de los productos hidratantes que debes aplicar después de este ritual.
Si no exfolias tu piel de manera constante, con el tiempo está estará visiblemente más opaca y áspera, principalmente en zonas como codos, rodillas, talones o brazos.
Al exfoliar tu piel también reducirás la aparición de vellos encarnados, manchas e incluso algunas otras imperfecciones leves.

La frecuencia para exfoliar tu cuerpo depende del tipo de piel que tengas y de los productos que utilices. Si tu piel es normal o mixta, la recomendación es exfoliarte una o dos veces por semana; si es seca o sensible la recomendación es hacerlo cada 10 o 15 días, con productos muy suaves; si tu piel es grasa, puedes hacerlo dos veces por semana, sobre todo en las zonas donde más presentas obstrucción de poros; si tu piel es madura, con una vez por semana será suficiente, esto evitará que presentes irritaciones.
Ten en cuenta que es un error gravísimo caer en los excesos de exfoliar muy seguido tu piel, pues esto terminaría alterando la barrera natural, causando sequedad o sensibilidad.

Son al menos tres tipos de exfoliantes los que puedes usar en tu cuerpo.
Son aquellos que contienen partículas o gránulos que ayudan a eliminar las células muerdas al frotar suavemente tu piel. Los más comunes son el azúcar, el café, las semillas o las cáscaras finas. Este tipo de exfoliantes le darán una sensación inmediata de suavidad a tu cuerpo y son ideales para pieles normales o grasas.
Estos productos tienen ingredientes como el ácido glicólico, láctico o salicílico, que permiten disolver las células muertas sin fricción. La ventaja de su uso es que dejan tu piel más uniforme y suave. Se puede usar en pieles sensibles o con tendencia a la irritación.
Son también conocidos como exfoliantes secos o dry brushing y se utilizan sobre la piel seca antes de la ducha. En el caso de los cepillos, la recomendación es que sea de cerdas naturales. Este tipo de exfoliantes estimulan la circulación y sirven a su vez como un drenaje linfático.

Para exfoliar tu cuerpo debes comenzar con preparar tu piel, si usas exfoliantes físicos, hazlo durante la ducha, cuando la piel está húmeda y más receptiva.
La cantidad de producto que apliques debe ser suficiente para que se tenga los resultados deseados. Recuerda realizar masajes circulares ascendentes por todo tu cuerpo. Si comienzas desde los pies hacia arriba, favorecerás tu circulación.
No maltrates las zonas donde tu piel es más sensible, como tu cara. Para estas zonas usa productos especiales.
Retira muy bien con agua tibia, eliminando cada residuo del producto. Finalmente, aplica un hidratante por toda la zona exfoliada, esto le permitirá sellar la exfoliación y tener una piel siempre muy suave.