Nuestra piel es el órgano más grande del cuerpo humano y uno de los más resistentes. A pesar de lo anterior, también es uno de los órganos más delicados y susceptibles a sufrir daños causados por los malos hábitos.
En nuestro día a día podemos estar realizando acciones que, parecen inofensivos, pero que pueden traer efectos negativos a largo plazo. Conócelos y corrígelos a tiempo, para tener una piel radiante y saludable.
El primer paso para tener una piel radiante y sana es una buena asepsia. Sin embargo, muchas personas omiten esta acción o no lo realizan correctamente. Un claro ejemplo de ello es irse a dormir sin realizarse un buen skincare, dejando tu piel con maquillaje, suciedad y residuos contaminantes que se acumulan a lo largo del día y que obstruyen los poros, provocando brotes de acné o irritación.
Cada vez que duermes con la piel así, provocarás que esta pierda su capacidad de regenerarse mientras dormimos.
Otro de los mayores enemigos de la piel es la exposición al sol de manera prolongada. Esto puede provocar envejecimiento prematuro, manchas oscuras e incluso riesgo de padecer cáncer de piel.
De ahí la importancia del uso de protector solar diario, aún cuando el día esté nublado, pues la radiación ultravioleta está presente todos los días del año.
Este hábito es otro de los más comunes y los que pueden estar provocando afectaciones en tu piel. Lo anterior teniendo en cuenta que en nuestras manos se acumulan, durante el día, bacterias, suciedad y aceites que, al entrar en contacto con nuestra piel, puede provocar la obstrucción de los poros e incluso causar brotes de acné.
Ten presente que frotarse la cara con frecuencia puede irritar y sensibilidad la piel.
La deshidratación es una de las causas más común de piel opaca, áspera y propensa a las arrugas. La hidratación te permitirá mantener su elasticidad y luminosidad.
La recomendación siempre será beber la suficiente agua durante todo el día, además de usar una crema hidratante adecuada para tu tipo de piel. Tan solo de esta manera, lograrás proteger la barrera cutánea, evitando que tu piel se vuelva más vulnerable a la irritación y daños externos.
La exfoliación es uno de los procesos más importantes en el cuidado de la piel, que te permite eliminar las células muertas y mantenerla siempre fresca. Sin embargo, exfoliarte en exceso, puede provocar irritaciones y sensibilidad. Además, los exfoliantes abrasivos o los productos muy fuertes pueden causar micro desgarros en la piel, lo que aumenta el riesgo de infecciones.
Recuerda además que el consumo en exceso de tabaco y alcohol también provocará que tu piel pierda su elasticidad natural y presente envejecimiento prematuro.
