

Cuidar de ti mismo siempre debe ser una prioridad en tu vida. Si bien es cierto que la tendencia durante los últimos años es que en nuestra propia casa se tenga espacio para todo: trabajo, estudio, gimnasio, cine, entre otros, pocas personas le apuestas a su refugio de calma.
Si analizas tu día a día, vivimos en un mundo cargado de estímulos, notificaciones, demandas laborales y familiares. Todo esto puede provocar mucho estrés y agotamiento mental. De ahí la importancia de tener en tu hogar, en tu casa, un espacio dedicado a ti mismo, que te trasmita calma y donde puedas descansar.
Ten presente que múltiples estudios psicológicos han concluido que el espacio donde estamos influye mucho en cómo nos sentimos. Si viven en un entorno ordenado, podrás reducir la ansiedad, pero si tu espacio está en desorden, esto terminará generándote tensión.
No necesitas de grandes presupuestos ni mucho espacio. Tan solo debes buscar un rincón pequeño, en un salón o incluso en tu habitación, que se convierta en tu refugio personal.

Siempre que sea posible, busca que tu lugar tenga luz natural, donde puedas identificar en qué momento del día estás, que te conectes con el tiempo y con la naturaleza. En la noche, opta por luz cálida o incluso por velas que generen un ambiente acogedor y relajante. Evita la luz blanca demasiado intensa, pues esto puede generarte una sobreestimulación.
Procura que las paredes, muebles y accesorios que uses en tu espacio tengan colores neutros, suaves y naturales. El blanco, beige, gris claro o incluso un azul suave te brindarán una sensación de calma y frescura.
Si eres amante de los colores intensos, puedes darle un toque personal a este espacio, con cojines, mantas o cuadros de tu preferencia.
Ten siempre presente que si lo que quieres es estar en calma, con desorden nunca lo lograrás. Dedica tiempo a organizar tu espacio, a eliminar lo que no necesitas o te hace daño. Recuerda siempre que menos es más.

Colocar calmas en este espacio no solo le aportará frescura visual, sino que también mejorará el aire. Además, puedes apostarle a elementos con materiales como la madera, el lino, el algodón, incluso, cuadros o fotografías de paisajes naturales que te trasmitan esa sensación de tranquilidad.
Tu olfato está estrechamente ligado con las emociones que experimentas. Los aceites esenciales, el incienso o las velas aromáticas con fragancias como la lavanda, el eucalipto o el sándalo puede ayudarte a obtener una relajación profunda.
Si no logras ubicar un espacio donde el silencio predomine, opta por bloquearlos con máquinas de ruido blanco, fuentes de agua decorativas o música suave de fondo. Los sonidos naturales del mar, un río o el canto de las aves, son especialmente relajantes.

Nunca sobrecargues tu espacio y nunca resuelvas compromisos laborales en este lugar.
Además, ten presente de mantener este espacio libre de polvo, del desorden, no lo descuides o perderá esa sensación de calma.
Recuerda siempre, la calma no se encuentra en los grandes viajes o en los retiros, muchas veces está en nuestra casa, esperando por nosotros.