Llevar una vida saludable no implica solo realizar cambios radicales de la noche a la mañana, pero sí necesita de mucha determinación para aprender a adaptarnos a aquellos que nos brinden mayor estabilidad.
Muchas veces no se trata de hacer «más cosas saludables», sino de practicar con conciencia y de mejor manera, aquellas que ya tenemos como hábito en nuestro día a día.
A continuación, te compartimos algunos de esos hábitos que te ayudarán a tener una vida más saludable.
Después de pasar siete u ocho horas de sueño, tu cuerpo necesita hidratarse. Al despertar, cada mañana, bebe un vaso con agua, esto te permitirá activar el metabolismo, eliminar toxinas acumuladas durante la noche y preparar tu sistema digestivo para recibir el desayuno. Como dato adicional, ten presente que si a ese vaso con agua le agregas unas gotas de limón, podrás recibir beneficios antioxidantes.
No necesitas dedicarle horas eternas al gimnasio para estar activo. Tan solo caminando 30 minutos al día, preferir usar las escaleras que el ascensor o simplemente hacer pausas activas en tu lugar de trabajo, lograrás mantener tu cuerpo activo, evitando el sedentarismo.
La actividad física regular mejora la circulación, fortalece el sistema circulatorio y te ayuda a elevar tu estado de ánimo.
El desayuno es el punto de partida para tener buenos niveles de energía y concentración durante todo el día. Incluye a tu dieta proteína, fibra y grasas saludables. ¿Te damos algunas ideas? Tostadas integrales con aguacate y huevo, o yogur natural con frutas y semillas, son opciones muy saludables, deliciosas y rápidas de preparar.
Cada día agradece por lo que tienes y te rodea, así parezca algo insignificante, pero esta sencilla acción tendrá un gran impacto emocional en tu vida. Hazlo en voz alta, en tus oraciones o en tus momento de meditación.
La luz azul debe estar lejos de ti, como mínimo una hora antes de irte a dormir. Esta luz interfiere en la producción de melatonina, que es la hormona que regula el sueño. Recuerda que tu sueño debe ser reparador, para que tu cuerpo siempre esté saludable.
Comer conscientemente significa hacerlo alejado de las pantallas, bien sea el televisor o el celular. Prestar atención a cada alimento, a cada bocado, saborear la comida, escuchar tu cuerpo cuando ya esté saciado. Este hábito te permitirá mejorar la digestión y evitar el exceso de comida.
No tomes tu día de manera improvisada, organiza tu agenda, las actividades a realizar, las prioridades de tu trabajo o estudio, el tiempo con tu familia, las obligaciones que no puedes dejar pasar y ese tiempo dedicado para ti, para meditar, ejercitarte, consentir tu cuerpo. Tener una guía clara, te permitirá enfocarte mejor en cada objetivo.
Recuerda siempre que tu día a día no es una maratón. Toma pausas, espacios donde puedas respirar profundamente, por unos minutos. Esta simple acción te ayudará a reducir los niveles de estrés, mejorar la concentración y recuperar tu energía.
Dormir es indispensable para tu salud física y mental. Entre siete y nueve horas al día debes dedicarte a ti mismo para descansar, para dormir, para tener sueño de calidad que recargue tu cuerpo. Acuéstate y levántate siempre a la misma hora, esto le permitirá a tu cuerpo estar activo siempre. Además, como tips adicional, evita cenas pesadas, procura que tu habitación siempre esté oscura y muy fresca y evita la cafeína después del mediodía.
Personas, espacios y actividades que te hagan crecer, esa siempre debe ser tu prioridad. Pasar tiempo con quienes te rodean de energía positiva, dedicar tiempo a hacer cosas que te agradan, tener tu espacio limpio y agradable, siempre marcará la diferencia y es un hábito que te permitirá tener una vida más saludable.