El cuidado de nuestras uñas refleja en gran medida nuestra presentación personal. Por esta razón, tenerlas en perfecto estado es fundamental en muchas personas.
Nuestro cuidado y presentación personal ha evolucionado los últimos años, porque ya no solo nos dedicamos a vernos bien, sino que buscamos la manera que, con nuestro actuar, no ocasionemos daños al medio ambiente e incluso a nuestro propio cuerpo.
Y sin duda una de las tendencias más recientes que llama mucho la atención son los esmaltes veganos y los esmaltes en gel, destacados por sus beneficios y la posibilidad de tener una uñas hermosas.
El esmalte de uñas vegano ha ganado gran popularidad en el mercado al convertirse en una opción perfecta para quienes buscan productos libres de ingredientes de origen animal. Estos esmaltes no contiene ningún derivado de animales y tampoco pasan por un proceso de prueba con los seres sintientes, confiriéndolo en una alternativa muy responsable con la naturaleza y perfecta para nuestro cuidado personal.
Y es que, por si no lo sabías, muchos de los esmaltes contienen en sus ingredientes queratina, que es derivada de las uñas y cabellos de los animales, carmín, que es un pigmento rojo que se consigue en los insectos, o lanolina, que es una glándula sebácea extraída de las ovejas.
Los esmaltes veganos son producidos con ingredientes obtenidos de plantas, sin químicos, siendo una opción menos agresiva para nuestras uñas.
Por otro lado, en el cuidado de nuestras uñas también encontramos los esmaltes en gel, que los últimos años ha tomado mucha fuerza, gracias a que con estos productos se puede lograr un acabado impecable, con un brillo perfecto y una larga duración.
Sin embargo, a diferencia de los tradicionales, los esmaltes en gel se «curan» bajo una lámpara UV o LED, con el fin que se adhiera mejor a las uñas y se cree una capa más duradera, resistente a rayones y a manchas, pero representando un alto riesgo para nuestra salud, por la exposición a estas lámparas.
Ten en cuenta que el esmalte en gel está compuesto de polímeros que necesitan de la luz ultravioleta para endurecerse, logrando así un acabado prolongado, sin perder el brillo.
Generalmente los esmaltes en gel pueden durar entre dos y tres semanas sin astillarse, ni perder su brillo y apariencia, convirtiéndose por excelencia en un esmalte de larga duración.
Esta elección depende mucho de tus principios y tus necesidades. Si eres una persona con muchas actividades día a día y poco tiempo para su cuidado personal, los esmaltes en gel son una excelente opción. Pero si aún así, decides inclinarte más por lo natural, productos exentos de químicos, los esmaltes veganos serán tu elección.