

Por muchos años, los desfiles de moda y las colecciones se centraban en una estructura corporal específica: mujeres muy delgadas, de piel clara y con unas medidas corporales específicas. Sin embargo, durante los últimos años, la industria de la moda ha tenido que reinventarse y adaptarse hacia la inclusión, donde la moda también abraza la diversidad de todos los tipos de cuerpo, tallas, medidas, raza, género e identidad.
Este cambio está respondiendo a las demandas sociales y culturales por todo del mundo, donde se pedía a gritos una revolución de la industria textil.
La evolución de la moda comenzó con la inclusión de más tallas disponibles en muchas marcas. Tallas grandes, tallas pequeñas, incluyendo a la población que no encajaba en los estándares de belleza. Una evolución que impulso a todas las marcas a replantearse en su enfoque.
Marcas desde las más reconocidas a nivel mundial, hasta los pequeños emprendedores, le están apostando a una gran variedad de productos, que permita incluir a toda la población en las últimas tendencias de moda.

Sin duda, el sector de la moda plus size es la que más ha cobrado fuerza, donde actualmente hay diseñadores y marcas dedicados exclusivamente a la ropa para mujeres y hombres con curvas.
Cuando se habla de inclusión en la moda, no solamente se tiene en cuenta las tallas, sino también la representación racial y étnica, dejando de lado las pasarelas y campañas publicitarias donde solo se incluía a las mujeres de piel clara y características europeas.
Esto, gracias a modelos como Adwoa Aboah, Halima Aden e Imaan Hammam, que han permitido romper las barreras en una industria que históricamente excluía a modelos de diferentes orígenes étnicos y raciales.

Actualmente, las pasarelas son más diversas, con una representación de diferentes etnias, razas y culturas.
La inclusión de género es otra de las renovaciones que ha tenido la moda tradicional a nivel mundial. La industria se ha adaptado a las necesidades de las personas no binarias y de género fluido, derribando los muros de la industria, donde solo se fabricaba ropa para hombres y mujeres.

Esta moda sin género es uno de los desafíos más grandes de la industria, que ha permitido que las personas se expresen a través de su vestuario.
Ha sido un reto bastante grande para la industria, pero que se ha sabido entender, desde el punto de vista de una inclusión, donde todos sean tenidos en cuenta, bien sean por sus condiciones físicas, su personalidad, cultura, etnia u orientación sexual.