Durante los últimos años, cada vez toma más fuerza el término de moda sostenible, mismo que está asociado a la compra de ropa ecológica o de marcas que promueven la conciencia ambiental.
Sin embargo, la moda sostenible va mucho más allá. Se trata de una serie de principios y prácticas que buscan reducir el impacto negativo de la industria textil en el medio ambiente y por ende, en la población mundial.
¿Sabías que la moda tradicional ha sido una de las más contaminantes del mundo? Varios estudios soportan esto, indicando que al menos el 10% de las emisiones globales de carbono se produce en la industria textil, además de ser la segunda que más agua consume.
El uso de químicos, microplásticos de fibras sintéticas y la gran cantidad de desechos causados por el fast fashion, son algunos de los problemas más notorios y que provocan efectos devastadores en el planeta, que van desde la contaminación de los océanos, hasta la explotación de los recursos naturales no renovables.
La producción ética consiste en la elaboración de prendas de vestir fabricadas en condiciones laborales justas, con salarios dignos y respetando los derechos de cada trabajador. A esto también le apuesta la moda sostenible, señalándose que es fundamental que las marcas se comprometan con prácticas de comercio justo, representado en pagar precios justos a los proveedores de materias primas y asegurándose que sus trabajadores no sean explotados laboralmente.
A lo anterior se suma que la moda sostenible también le apuesta a la transparencia de toda la cadena de suministro. Las marcas que dicen ser sostenibles, deben ser claras sobre cómo, dónde y por quién se hacen sus productos, permitiendo que los consumidores tomen decisiones informadas.
El uso de materiales ecológicos y reciclados, sin duda alguna, es uno de los pilares fundamentales de la moda sostenible. Esto incluye telas orgánicas, como el algodón, el lino o cáñamo, que se cultivan sin pesticidas ni fertilizantes químicos, así como materiales reciclados que ayudan a reducir los desechos.
Es importante resaltar, que algunos diseñadores están explorando también el uso de materiales innovadores como los tejidos derivados de hongos o fibras que no requieren tanta agua o químicos para su producción.
A pesar de que en la actualidad, se le apuesta a una moda sostenible, aún hay muchos desafíos por superar. Varios de ellos están relacionados a que el precio de las prendas éticas y ecológicas suele ser más alto debido a los costos de producción responsables. Sin embargo, la demanda de este tipo de moda está en aumento, y con ella, las innovaciones que podrían hacerla más accesible.
La clave está, en que no se vea esto como una tendencia, sino como una necesidad que tiene nuestro planeta, tan maltratado por la industria.
