Lavar tu rostro no es una tarea sencilla, pues de esta acción diaria pueden desencadenar imperfecciones, resequedad e incluso envejecimiento prematuro. No se trata solo de usar agua y jabón, se trata de conocer tu piel y saber tratarla adecuadamente.
Lavarse la cara es el primer paso para tener una piel sana. Eliminar de nuestro cutis las impurezas y los residuos de maquillaje, hará que tengas una pies limpia, fresca y equilibrada.
A continuación te damos algunos tips para que aprendas a limpiar muy bien tu cara:
La base para aprender a cuidar tu piel, según sus necesidades, es conocer qué tipo de piel tienes: seca, mixta, grasa, sensible.
Si tienes piel seca y usas productos con ingredientes muy agresivos, provocarás resequedad y con ella deshidratación. Igual pasa si tu piel es grasa y usas un limpiador cremoso, terminará por obstruir los poros y fomentar la aparición de acné.
Es importante que conozcas tu piel. También, que le apuestes a productos con ingredientes naturales.
A pesar que puede ser algo relajante, lavar tu cara con agua tibia o caliente, daña la barrera natural de tu piel, eliminando los aceites esenciales que tu cuerpo produce y provocando a su vez deshidratación.
Cada vez que adelantes tu rutina de belleza, elije el agua un poco tibia para abrir ligeramente los poros y realizar una limpieza más profunda y el agua fría para cerrarlos y refrescar tu piel.
Los excesos son peligrosos, incluso en algo tan sencillo como lo es lavar tu rostro. Muchas personas abusan lavando su rostro tres, cuatro y hasta más veces al día o aquellas que optan por hacerlo solo de noche. Ambas opciones no son beneficiosas para tu piel.
Lo ideas es hacerlo dos veces al día, en la mañana y en la noche. En la mañana para eliminar los restos de sudor o productos nocturnos que te apliques y en la noche para eliminar las impurezas, maquillaje y contaminación acumulada.
Uno de los errores más comunes es pensar que el limpiador facial va a retirar el maquillaje. Aunque algunos productos aseguran hacerlo, lo recomendable es primero desmaquillarte y después sí lavar tu cara.
Si eres de las persona que cree que al frotar tu cara con toallas o con tus manos, lograrás una mayor limpieza, estas equivocado. Por el contrario, al realizar esta acción, tan solo estás provocando posibles daños en tu piel, como irritación, enrojecimiento o incluso pequeñas lesiones.
Recuerda que cada vez que estás tratando la piel de tu rostro, bien sea con tus manos, con alguna toalla o aplicando algún producto, debes hacerlo con movimiento suaves, circulares, por un tiempo que no supere los 30 segundos. Al secar tu cara, solo bastará con pequeños toques.
Si estás realizando una limpieza a tu rostro, es importante que los elementos que uses, bien sea esponjas o cepillos, estén completamente limpios. Al no estarlos, estos pueden estar contaminados de bacterias, que terminarán afectando la salud de tu piel.
Lávalos con frecuencia, sécalos muy bien y reemplázalos constantemente, según la recomendación de sus fabricantes.
Cada vez que apliques un producto en tu rostro, debes asegurarte que este se elimine completamente. No enjuagar bien tu cara puede terminar provocando brotes, picazón o sensibilidad.
Finalmente, recuerda hidratar muy bien tu cara después de cada limpieza, eso te ayudará a prevenir el envejecimiento prematuro.