

El ajo es el superalimento que no solo se ha usado como ingrediente culinario en las cocinas de todo el mundo, sino también en la medicina tradicional, gracias a sus propiedades y capacidad para mejorar el bienestar del ser humano.
En la actualidad, la ciencia moderna respalda muchos de los beneficios que tiene este bulbo, característico por su fuerte sabor.
El ajo tiene un alto contenido de antioxidantes, que permiten proteger al cuerpo del daño causado por los radicales libres.
Así mismo, el ajo es rico en alicina, mismo compuesto que le da su característico olor y sabor fuerte y que tiene poderosas propiedades antioxidantes, que ayudan a reducir el estrés oxidativo en el cuerpo, previniendo enfermedades crónicas como el cáncer, problemas cardíacos e incluso el envejecimiento prematuro.

Más allá de esto, el ajo ayuda a reducir la inflamación en tu cuerpo. Inflamaciones crónicas relacionadas con diversas condiciones de salud, como la gastritis y trastornos metabólicos, han sido ancestralmente tratados con ajo.
Los beneficios del ajo para la salud cardiovascular ha sido objeto de muchos estudios, concluyendo todos en que, consumir ajo de manera regular, reduce el colesterol LDL, conocido también como colesterol malo.
Además, estos estudios también han dejado en evidencia, que el consumo regular de ajo mejora la circulación sanguínea, reduciendo la formación de coágulos.
Gracias a sus propiedades antimicrobianas y antivirales, el ajo es un gran aliado del sistema inmunológico. Compuestos como la alicina estimulas las células del sistema inmune, provocando esto que el cuerpo pueda defenderse contra infecciones bacterianas y virales.
Al consumir ajo, regularmente, podrás prevenir resfriados, gripes y otras infecciones comunes cuando se presentan cambios de clima.

Durante la pandemia por el COVID 19, se pudo también demostrar que el ajo es un producto muy eficaz para reducir los síntomas de infecciones respiratorias, como la tos y el dolor de garganta, además de actuar como un descongestionante natural.
Consumir ajo estimula la producción de jugos gástricos y esto a su ver ayuda a mantener un sistema digestivo saludable.
Los componentes de azufre que tiene el ajo, permite la desintoxicación del hígado y la eliminación de toxinas de nuestro cuerpo.
Además, el ajo contribuye a aliviar la hinchazón, mejorar los gases y otros problemas digestivos, actuando como un probiótico natural.
A pesar de ser una investigación que aún está en curso, varios estudios han sugerido que el consumo del ajo inhibe el crecimiento de células cancerosas y previene la aparición de tumores, sobre todo en órganos como el colon, estómago y esófago.
El consumo regular de ajo también beneficia la salud mental, pues protege el cerebro de los efectos del envejecimiento y de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson.
Ten en cuenta que el ajo mejora la circulación sanguínea y eso a su vez facilita el flujo de oxígeno y nutrientes al cerebro, mejorando la memoria y la función cognitiva.
Consumir ajo aumenta la sensibilidad a la insulina y mejora el control de la glucosa en la sangre, convirtiendo este, en un alimento muy recomendado para personas con diabetes tipo 2.

En conclusión, no cabe duda que el ajo es uno de los alimentos más poderosos que podemos incorporar en nuestra dieta diaria. Además de brindar un exquisito sabor a las comidas, es beneficioso para nuestra salud física y mental.
Desde el cerebro, hasta el corazón, el sistema digestivo y el inmune, toman las propiedades del ajo para fortalecerse.
La recomendación es para que enriquezcas tus platos con ajo y así logres prevenir enfermedades crónicas en tu vida.