Desde tiempos ancestrales, la música es la muestra cultural más representativa usada por cada cultura o pueblo, ya sea como forma de expresión, entretenimiento o ritual.
La música ha acompañado a la humanidad en momentos históricos, representando las emociones vividas: alegría, tristeza, amor, decepción, venganza, entre otras.
Estudios científicos han demostrado, a lo largo de la historia, que la música tiene un impacto sobre nuestro bienestar emocional, desde aliviar el estrés hasta mejorar tu estado de ánimo.
La música tiene la capacidad única de conectar con nuestras emociones de una manera profunda y directa. Lo anterior teniendo en cuenta que el cerebro humano tiene la capacidad de responder a los estímulos que provoca cada nota musical y que puede desencadenar en diferentes emociones.
Un estudio realizado por la Universidad de Montreal reveló que escuchar música activa áreas cerebrales asociadas con el placer y la recompensa, similares a las que se activan cuando comemos algo que nos gusta o somos alagados por alguna acción.
A través de la música puedes experimentar toda una gama de sentimientos, desde calma y serenidad, hasta euforia y excitación.
Por esta razón, la música tiene ese vínculo tan marcado en nuestro bienestar emocional, permitiendo regular lo que sentimos, explorando, procesando, comprendiendo cada momento vivido.
Escuchar tu música favorita te permitirá eliminar el estrés acumulado de un día difícil. Cada vez que escuchar música, tus niveles de cortisol, la hormona que produce el estrés, bajan de manera considerable.
Pero no solo es una terapia efectiva para nivelar el estrés, también permiten reducir la ansiedad y crear un ambiente más relajado.
Música con tempos lentos, con sonidos suaves, la música clásica, el jazz suave o los sonidos de la naturaleza, pueden inducirte en un estado de calma profunda, disminuir la tensión muscular y favorecer la relajación.
Además, se ha observado que la música no solo reduce el estrés de forma pasiva, sino que también puede servir como un vehículo para la meditación y la reflexión personal.
La música no solo le proporciona calma y tranquilidad al ser humano, también es una fuente de energía. Cada vez que escuchas música estimulante, lograrás un impulso para mejorar tu estado de ánimo y aumentar la motivación a realizar la tarea que tienes asignada. Esto es particularmente útil cuando se enfrenta a tareas difíciles o cuando la energía comienza a decaer durante el día.
Canciones con ritmos rápidos y letras enérgicas pueden aumentar la energía física y mental. Un claro ejemplo de ello es la música pop, el rock o los géneros electrónicos, mismo que provocarán una liberación de dopamina, un neurotransmisor que está asociación con la recompensa y el placer. Cada vez que tu cuerpo experimenta aumento de dopamina, puede generar una sensación de bienestar y motivación, permitiendo que las personas se sientan más productivas y positivas.
¿No te ha pasado que al escuchar una canción, a tu mente llega un recuerdo especial? Las canciones a menudo están asociadas con momentos específicos de nuestra vida, y cuando las escuchamos, pueden traer a la mente recuerdos vívidos, de cualquier índole: Felicidad, alegría, nostalgia, rabia, decepción, etc. Esta relación entre la música y la memoria emocional tiene un impacto profundo en nuestro bienestar.
Sin embargo, ese vínculo que existe entre música y memoria emocional puede ser una herramienta poderosa para sanar, para revivir momentos importantes y para conectar con partes de uno mismo que pueden haberse perdido o dejado atrás.
No existirá mejor terapia para ese momento difícil que escuchar música, así que no lo pienses dos veces y libérate de esa carga que tanto te angustia.
