La cotidianidad, en muchas oportunidades, hace que nos olvidemos de nuestro bienestar emocional. Las obligaciones diarias, el estrés laboral y hasta las exigencias sociales, contribuyen a hacernos olvidar del cuidado de nuestra salud mental.
El autocuidado no es solo algo superficial, de días de spa o masajes. Es también tener hábitos conscientes que nos permita sentirnos bien por dentro y por fuera.
Por eso, así como tienes rutina de skin care, en el gym o en el trabajo, también crea rutinas de autocuidado enfocadas en tu bienestar emocional.
Porque del autocuidado emocional depende nuestra salud mental, tan importante de ser cuidado como nuestra salud física.
Es importante que aprendas a identificar eso que no le hace bien para tu salud mental, que te produce estrés, ansiedad y hasta depresión. Que aprendas a tener límites y a decir NO, cuando tu salud emocional está en juego.
Son al menos cinco las acciones que debes tener presente, si vas a comenzar a cuidar de tu salud emocional.
Al despertar cada mañana, es importante que dediques entre 10 y 15 minutos para ti mismo, para reconectar con tus sentidos, con tu cuerpo, escucharte, respirar conscientemente, agradecer por un nuevo día, por las metas cumplidas y por aquellas por las que aún trabajas para lograr.
Evita el celular, en lugar de mirarlo, aprovecha ese momento para realizar ejercicios sencillos de estiramiento, que tu cuerpo comience a sentir, con suavidad, la llegada de un nuevo día.
Desconéctate del piloto automático. Dedica unos minutos al día para conectarte contigo mismo, ¿Qué sientes hoy?, ¿Qué necesitas?
Identifica tus emociones en voz alta, para que seas consciente de cómo estás y a su vez busques soluciones, si tu sentimientos con negativos.
El principal límite saludable que debes aprender es a decir NO, cuando algo no te parezca o no lo desees. Poner límites es el primer paso para lograr proteger tu energía, tu tiempo, pero sobre todo, tu salud mental.
Adicional a lo anterior, es importante que aprendas a priorizar tus necesidades, los compromisos contigo mismo, como parar lo que estás haciendo para tomar un descanso. Soltar los compromisos para sentarte a cenar con calma y tranquilidad. Tener espacios en tu día para hacer eso que te gusta, caminar, escuchar música, ver tu serie favorita, leer un libro o simplemente compartir con esa persona que te complementa.
Cuidar tu alimentación y mantenerte activo, en movimiento, influye directamente en cómo te sientes emocionalmente.
Por eso, es importante que consumas alimentos que te brinden energía y bienestar, evitando los exceso de azúcar, cafeína y alcohol. Realizar esa actividad física que más disfrutas, como caminar, bailar, practicar yoga, entre otros. Hidratarte muy bien durante el día y dormir entre 7 y 9 horas al día.
Las pequeñas dosis de alegría en tu día a día, siempre marcarán la diferencia. Por eso, nunca dejes pasar ese momento para escuchar música, leer por placer, ver una película o hacer tu hobby favorito.
No te olvides de cultivar relaciones que te nutran, que te hagan sentir bien. Compartir con esas personas con las que sientes paz y tranquilidad.