Al igual que comer y hacer deportes, dormir también es una necesidad que debe suplir todos los seres humanos. No tener calidad de sueño provoca que se vea afectada nuestra salud física y mental.
Cada vez que dormimos, nuestro cuerpo recupera energía. Cada despertar es un nuevo renacer tanto físico como mental.
Aunque no lo creas, no dormir bien, no tener calidad de sueño, puede contribuir a padecer enfermedades crónicas como la obesidad, diabetes e incluso algunas enfermedades del corazón.
Son al menos cinco los beneficios que obtendrás, cuando duermes bien:
La higiene del sueño es un conjunto de hábitos, ritos o prácticas que nos ayuda a prepararnos para nuestro descanso. Tener una higiene del sueño permitirá que descanses de una manera más placentera.
Ten en cuenta que dentro de la higiene del sueño se establece un horario regular para dormir y despertarse, incluso los fines de semana. Tu habitación debe estar fresca, oscura y silenciosa, sin ruidos ni luces externas que te impiden conciliar tu sueño.
Evita la cafeína, el alcohol y el tabaco, sobre todo horas previas a dormir, pues sus componentes te podrán provocar insomnio. Ejercitar tu cuerpo también te ayudará a tener un sueño de calidad. Sin embargo, procura hacerlo antes de dormir.
Cuando vayas a acostarte, procura tomar una ducha caliente, estar cómodo en tu cama, leer un libro. Evita el uso de pantallas, estas podrán generar agotamiento visual que te impedirá conciliar el sueño.
No conciliar el sueño durante la noche, o despertarse muchas veces es un signo claro de que estás teniendo problemas de sueño. Sentirte cansado todo el día, incluso cuando recién acabas de despertarte, es un claro signo que tu cuerpo no descansa lo necesario para recuperar energías.
Si tienes problemas de memoria o estás de mal humor, es otra clara señal que no estás teniendo un sueño de calidad.
Estudios han revelado que de acuerdo a la edad, son las horas de sueño recomendada para los seres humanos.
Los bebés recién nacidos hasta un año deben dormir entre 12 y 17 horas al día; de uno a dos años de edad lo recomendado es es dormir entre 11 y 14 horas al día. Para niños de tres a cinco años se recomienda dormir entre 10 y 13 horas. De seis a trece años los expertos recomiendan dormir nueve a once horas. A partir de los catorce años es recomendable dormir ocho horas al día, pero si tus obligaciones te lo impiden, durmiendo siete horas lograrás recuperar energías. Lo recomendable para el descanso de todos los adultos es dormir de noche.
Recuerda que no hay mejor inversión que la que hagas a tu cuerpo y cuando hablamos de inversión no siempre nos referimos a lo económico. Invierte tiempo en ti, en tu descanso, en ejercitarte, en dormir bien.